martes, 1 de abril de 2014

Capítulo 12

Pensaba que mi vida volvía a la rutina de siempre, otra vez todo temporal. Me la pasaba llorando por Álex en todo momento y no podía sacarle de mi cabeza. Era ya mucho tiempo a su lado, pero me dije a mi misma: <<Mar, o te das una oportunidad a tí misma o vas a acabar rodeada de gatos el resto de tu vida>>. Eso me hizo darme cuenta de que lo que yo necesitaba es vivir el presente y no pensar en pasados ni en futuros ni en mierdas. Vivir el ahora, y el mañana ya se verá.
 Entre tanto desastre, Alba comenzó con los planes para la Semana Santa, las vacaciones del segundo trimestre, y me propuso algo que... no estaba nada mal.

martes, 17 de diciembre de 2013

Capítulo 11

Tras varios meses juntas nos hicimos casi inseparables. Pensaba que iba a durar para siempre, quería que durase para siempre. Que mi vida era perfecta en ese momento y que no quería creer que todo fuese temporal como hasta por aquel entonces era mi vida. Algo temporal.
No estuve mucho tiempo con Alex, todo se torcía día sí y día también. Me hizo mucho daño, pero no quería cambiar nuestra relación.

- Mar, ¿te das cuenta? - me repetía una y otra vez María - ¡QUE ESTÁ JUGANDO CONTIGO!
- Que no, que no, que esto es un enfado pasajero. Él no me quería decir que ella seguía ahí como el primer día. Solo le enfadé. Pero ya verás como todo vuelve a su sitio en dos días.

Pasaba un día. Dos. Tres. Una semana. Dos. Tres.
No, definitivamente no iba a volver. Aún me acuerdo perfectamente sus palabras de aquel día que decidí no creer más en sus promesas.

"Mar, de verdad, lo siento. No quise decirte eso. Estaba enfadado. No puedo vivir sin tí. Por favor..."

No me lo podía creer. Esto era increíble. Y yo tonta, le dí una oportunidad más. Dije <<Solo de prueba, no vaya a ser que vaya mal...>> Ay, ahora me doy cuenta.
Era muy bipolar. Era hoy te quiero, mañana te odio, dentro de un mes me canso de tí y no te quiero pero dentro de dos días voy a volver a romperte todos los esquemas. NO. Las cosas no eran así.
Entre tanta desgracia en mi vida, María encontró a su chico perfecto. Al chico que ella necesitaba, al chico que la haría, la hace y la hará feliz durante toda su vida.

- Chicas, teneis que venir, no me podéis dejar sola con él. -decía angustiada- Por favor.
- Yo no puedo. -dijo Paula- Tengo que estudiar un montón, ya van a empezar los globales y me tengo que presentar a la mayoría.
- Yo vengo, -dijo Alba- pero no quiero estar ahí de sujeta velas.
- Yo no creo que pueda. -dije- Tengo un examen chungo y no me van a dejar salir. Bueno, probablemente pueda salir un ratillo. Pero poquito.
- Pues decidido.

Todo ese día salió genial. Son el uno para el otro. Pasaron una tarde un poco rara, la verdad. Los dos apenas hablaron durante la cita y él, Álvaro, decidió arriesgarse e intentarlo con ella.
Todas sabíamos que María era una chica especial y que era difícil estar bien con ella. Que no era normal, eso estaba claro. Ninguna de las cuatro lo éramos. Lo pasábamos tan bien juntas...

La mañana de un día 10 de Febrero, las cosas entre Alex y yo, fueron desastrosamente mal y me di cuenta de que ya no era aquel chico del que yo me había pillado, que no era aquella persona que hacía hasta lo imposible por verme, por hacerme reír. Que desde hacía un par de meses ya no era él quien me hacía sentir mariposas en el estómago, no era el chico que yo necesitaba.

"Lo siento. No puedo seguir con ésto. Le he dado demasiadas oportunidades a lo nuestro y no ha funcionado. O lo dejo aquí o quien va a estar mal va a ser yo. Adiós Alex, ha sido un placer".

lunes, 18 de marzo de 2013

Capítulo 10


De pura casualidad, me presentó a su prima, una chica bastante maja, rubia y con unos ojos preciosos. Contamos algunos secretos durante un par de horas y comenzamos a llevarnos bastante bien. Esta chica, Claudia, no era de por aquí, vivía un poquito alejada de donde vivíamos nosotras. A veces pensé que esto no podía ser una coincidencia, esto era cosa del destino, y me gustaba. Las cosas volvían a su camino, aunque todavía me faltaba mucho por recorrer.

Y entonces una nueva persona apareció en mi vida. Una persona que, en verdad, sí conocía, pero que hasta el momento no había descubierto qué nos unía.
Antes del verano, cuando todo con Irene falló, una chica me ayudó con todo lo que me estaba pasando. Se llamaba Sara, un chica castaña, con los ojos marrones y muy mona. Sí, tenía a alguien a su lado, pero las cosas entre ellos no iban bien. A su novio, Alex, lo conocí hacía a penas unos años y los dos me pidieron ayuda. Gracias a mi personalidad, ayudé a cada uno con lo suyo, pero no pude arreglar algo que ya se había ido al traste. Ella no volvería a quererlo, él ya ni la quería y sí, por mi culpa nada entre ellos volvió a ser igual. Me pasé noche tras noche intentando pensar algo que los volviera a unir, pero ya era tarde, ya no podría hacer nada por ellos. Un día, por casualidad, se me declaró, todo lo había hecho por mí y así, simplemente con unas palabras, despertó algo en mí.

“Pequeña, ya sabes todo lo que te quiero, ¿verdad? Solo que sepas que estaré esperando todo el tiempo que haga falta, todo el tiempo que tú necesites. Y aquí estaré como siempre, a tu lado.”

No me parecía justo para ninguno empezar algo tan recientemente. Sí, algo me decía que él era para mí, pero otra parte me decía que me utilizaría, que nada sería como antes, que esto marcaría un antes y un después en mi vida. ¿Qué parte sería la acertada? Aún no lo sabía.

- Mar, ha pasado bastante tiempo, tienes que responderle. – me decía Paula. – Algo le tendrás que decir ¿no?
- No se qué es lo que voy a hacer, no estoy preparada para nada.
- ¿Cada vez que le ves tienes unas pequeñas maripositas? – me decía con una sonrisa de oreja a oreja.
- Tal vez sí.
- Tía, no puedes dejar pasar esto. Necesitas a alguien así en tu vida y esto no es una casualidad.

Y siguiendo sus consejos empecé con algo que realmente era demasiado grande para mí. Sí, quizás le quería, pero no estaba segura de que todo lo que me decía era real. Y tal vez no fuese así.

- Hola Preciosa – pronunciaba desde su pequeña boca con un enano susurro con una enorme sonrisa.
- Hola
- ¿Te pasa algo cariño?
- Tengo algo que decirte. Desde hace un tiempo, tengo un secreto escondido.
- Ya sabes que para todo estaré aquí. Si quieres contarme algo te escucharé.
- He hablado con mis amigas, y lo que me pasa contigo no es normal. Las cosas que me pasan son muy raras y habiendo pensado en lo que me dijiste pues…

Me miraba algo sorprendido, estaba dudoso. No sabía que yo le fuese a decir aquello, ni yo sabía que iba a hacerlo.

- Pues… había pensado que… podríamos… intentarlo. No sé así, de prueba. Si sale bien genial y si no, pues amigos.
- Pues como quieras, yo estoy encantado de ser tu novio.

Solo era día dos, faltaban como diez días para empezar el instituto como todos los años. Pero este, sería diferente. Mis antiguos amigos se meterían conmigo, no me dejarían en paz. Mi mejor amiga ya no me hablaba, había encontrado personas mejores que yo. Ahora todo se ceñía a mi novio y mis tres amigas: Paula, María y Alba. Ellas lo eran todo, y aún lo siguen siendo. O eso creía.

domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 9

Aquellos días fueron fabulosos, pero me gustaría pasar mucho más adelante. Después volveremos al pasado...

Entraba ya junio cuando todo mi mundo se vino abajo por un puto gilipollas que decidió no volver a pensar en alguien que no fuese él mismo. Acompañado de su nueva “mejor amiga” y su amiguísimo Adrián, que después de cómo le había tratado había decidido que prefería pasar de su propia familia, decidieron no volver a hablarnos. Mucho le decía Iván a Carol que la quería y ¿con esto la paga? Si por su culpa tuvo que acabar con Quique... Era flipante, no podía estar pasando esto, no a mi no. Me pasaba las horas pensando en eso, lloraba y volvía a llorar. Carol empezó a redactar una especie de carta, era alucinante como un simple papel me hacía llorar hasta las tantas. Pero debía seguir hacia delante.

- Iván enserio, ¿por qué haces esto? ¿No ves que la estás haciendo sufrir? Es increíble, ¿qué ha pasado con ese chico que eras? – decía ya con lágrimas en la cara.
- Mar, por favor, no me martirices más. Si, lo he hecho todo mal, pero no se cómo hacer que me perdone.
- ¡Pídele perdón! ¿Tan difícil es? Vamos, esque... ¡Uuuuuf!
- Vale, para ya.
- No Iván, no. – dije ya muy mosqueada – ¿Si yo pudiese hacer que ella escuchase todas tus disculpas, tu harías algo?
- Haría hasta lo imposible.
- Prepárate, mañana será el día – dije con una media sonrisita, creía que lo había conseguido, mantener al grupo unido.

Cogí rápido mi BB y marqué casi sin ver el teléfono de Carol. Eso que me estaba pasando era estupendo, podría hacer que estuviésemos en armonía. Pero no fue así. Al principio Carol se negaba a hablar con él aunque estaba segura de que yo podría convencerla. Aceptó mi proposición pero de nuevo las cosas cambiaron. Iván no movió ni un dedo por ella, todos nos cansamos de esa situación. Él y Adrián empezaron a insultarnos, a despreciarnos por el simple hecho de estar en contra de lo que estaban haciendo. Pasamos del tema, dejamos de hablarlos y se separaron del grupo. Sólo quedábamos Carol y su novio, Quique; yo y mi novio, Pedro; y por último, y no menos importante, Carlota. Ahora estábamos solo los que de verdad éramos amigos.

Nada volvió a ser como era en un principio. Decidimos darles una oportunidad, pero ni siquiera pensaron en lo que en algún momento fueron. Todos hicimos algo mal a partir de ese momento, tal vez yo fui la que peor hizo las cosas, fallé a todos aquellos que me habían dado su amistad, pero así es el destino. Literalmente le quité el novio a mi mejor amiga.
Las dejé de lado, tantos años de amistad y decidí juntarme con amigas falsas, que lo único que saben hacer es dejarte mal delante de los demás, inventando cosas que nadie podría saber. Si, aquella amiga era Irene, una chica con la que me lo había pasado muy bien años atrás. Con ella viví cosas que nunca olvidaré, tonterias, fotos, pero que simplemente fueron una farsa, una auténtica mentira. Yo para ella no significaba nada, solamente era alguien a quien utilizar, la que debería tapar sus mentiras. Pero me cansé de sus altibajos, de sus osadías y de sus mentiras, me cansé y fue entonces cuando le quité la máscara, esa máscara tan de niña buena que tenía. Me reí en su cara como la gente se ríe de sus errores.

Aunque tanbién debería darle las gracias, tal vez gracias a ella encontré a las personas que realmente necesitaba en mi vida. Paula, con la que he vivido momentos desde pequeña, desde que era una enana. Esa chica que pensaba que no encajaba pero que en realidad era la clave para todo. Y ahí empezó la magia del verano...


jueves, 20 de diciembre de 2012

Capitulo 8


Si, llegó el día, día 30 de Septiembre. Sería el mejor día de mi vida, estaba nerviosa, él estaría allí. Imaginaba que podría pasar aquella tarde pero no lo podría ni pensar, no quería que ese día tan especial se arruinase por soñar despierta.
Después de llegar del insti empecé a preparar las cosas que tenía que llevarme a la parcela para pasar una tarde junto a las Sugus y los Skaters. Veríamos una película de miedo, Los ojos de Julia. También estarían allí algunos compañeros y mi primo, que llegaría más tarde.
Llamé a Carol para ir a recogerla a su casa y estar juntas mientras la gente llegaba. Llegué, no había ningún coche en la urbanización, estaba desierto. Empecé a asustarme. Llamé a su piso y por arte de magia contestó una vocecita de niño pequeño.

- ¿Si? – dijo extrañado
- Hola Dani, Soy Mar. ¿Puedes decirle a tu hermana que baje?
- Si, ya baja – dijo riendo.

Me aparté de la puerta del portal y corrí hacia el coche. Segundos más tarde llegó Carol y me dio millones de besos. De nuevo repetía mil y una veces que me quería un montón y que todo lo que habíamos planeado para ese día sería perfecto. Este sería el día en que me daría cuenta de por qué le quería. Él era tan, tan... indescriptible. Nada más llegar nos apartamos de mi familia...

- Tía tenemos que sentarnos en el suelo, a ver si Quique es capaz de hacer “algo” – dijo Carol con una sonrisa pícara en la cara.
- No se si podremos... Nos vamos a tener que sentar en las sillas, pero si vosotros queréis el suelo, yo os le dejo.
- ¡Qué capulla eres cuando te lo propones! ¿Qué crees que vamos a hacer? ¡Nada! Es un cortado...

Nos reímos un buen rato hasta que empezaron a llegar. Unos, otros, los de más allá, Pedro, Iván, Adrián, Quique... Comimos algo mientras contábamos anécdotas. Yo me distancié un tanto del grupo para ayudar a mi madre.

- Oye, y al final ¿qué película vamos a ver? – dijo Quique.
- Pues, la verdad, yo no lo se. Creo que es de miedo pero no se cual.
- Pues veremos la que ella le de la gana, es su cumpleaños. No vamos a ver la que nosotros queramos – dijo Adrián.
- ¡Oyes! Veamos la que veamos, ella no quería ver ninguna de miedo, si lo ha hecho ha sido porque yo se lo he pedido.
- Bueno, bueno, no me comas.

Los compañeros de mi clase se marcharon apurados, aún no se el por qué, pero se fueron. Solamente quedamos las Sugus y los Skaters, los que, en principio, íbamos a estar. La gente se enloqueció un poco pero en pocos segundos todo se compuso. Dejamos que los enamorados fuesen a su rollo, pero él hizo algo que me sorprendió mucho. No esperaba que hiciese eso... Si, estaba enamorada de Pedro y no podía pensar en otra cosa que no fuese él. Yo me situé en primera fila junto a Carlota, cada una en su silla. Pedro seguía haciendo en tonto por ahí pero nada más empezar la película corrió y se sentó entre medias de nosotras, en el medio de las dos sillas. Transcurrido un rato de la película empezó lo que realmente daba miedo.

- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! – gritaba Carlota muerta de miedo.
- Carlota, ¿enserio que nunca te han echado del cine por gritar? – le preguntaba Iván riendo a carcajadas.
- No, idiota – decía mientras se ponía roja.
Y fue en este momento cuando ella y yo nos dimos cuenta de que estábamos agarradas a él, casi abrazados. Me moría de vergüenza, podría quedarme mirando sus preciosos ojos durante horas. Esos ojos que me enamoraron. Estuvimos a punto de rozar nuestros labios, nariz con nariz... Sentía que había una conexión muy extraña entre los dos pero rápidamente aparté mi mirada.

La tarde sucedió más o menos de la misma manera. Con los enamorados no hubo mucho movimiento, no pasó nada interesante. Y así terminó este día tan especial, y cada vez estaba más enamorada de sus ojos, de su sonrisa, de él.

Capitulo 7


Las cosas de la amistad después de un noviazgo no fue nada bien. Pero bueno, decidí pasar de él, olvidarme por un momento que existía. Prefería centrarme en mis nuevos amigos. Cada día eran más importantes. Después de todo lo que habíamos vivido juntos...
Llegó el día más odiado, llegó ese jodido 12 de Septiembre. Quedamos en la puerta para entrar todos juntos, más tarde sería una rutina que todos queríamos seguir.
Entramos en el salón de actos. Estábamos nerviosos por saber con quién nos tocaría. Pedro, Iván, Adrián y Quique irían a la misma clase y... ¡nosotras también! Fue genial que nos pusieran en la misma clase, aunque entrado este nuevo curso, no sería la misma chica.
Nos sentamos juntas, en los sitios de siempre. Nuestra mañana empezaría con una nueva nota.

‘Tía, me vas a decir que soy imbécil pero... Anoche, mientra hablaba con él, me pidió que volviésemos a estar juntos y le dije que si...’

No podía creerlo, aquella chica que el día 30 de Agosto, a la que le transmití la horrible noticia, si, aquella chica que estaba llena de indignación, llena de odio, llena de coraje por ese hipócrita, ¿me estaba diciendo que había vuelto con él? No me daban las manos para escribir.

‘¿¡PERO TÚ ERES TONTA!? Ya sabía yo que tarde o temprano volverías con él...’

Con cara pícara, la miré y tras haber doblado la nota se la dejé sobre la mesa. No recuerdo exactamente en qué asignatura estábamos pero el profesor que se encontraba allí presente, nos regañó. La mañana transcurrió un tanto aburrida, todos estábamos cansados y somnolientos, lo único que deseábamos era que llegase el recreo. Como siempre, todos juntos de nuevo. Compartimos risas, tiempo y bocadillos. Era todo tan perfecto... Se me ocurrió comentarles algo.

- Chicos, dentro de poco será mi cumpleaños. Dadme ideas para celebrarlo.
- Llévanos a un skatepark, al de Torrejón que está muy bien – dijo Pedro.
- Es verdad – dijo Iván.
Quique y Adrián permanecieron en silencio, no pronunciaron palabra siquiera.
- Ya, lo que vosotros queréis es que sin saber nosotras montar en esa cosa, nos  matemos – dije riéndome junto a Carol.
- ¿Y por qué no vemos una película de miedo en tu finca? Sería buena idea, ¿no? – dijo Carol.
Todos votamos por la segunda opción, era la mejor de todas sin duda.
- Pues decidido que vamos a ver una película, ¿cuál vemos? – dije intentando que pensasen un poco.
- Podemos ver Scary movie 3, está bien – dijo Iván.
- Ya y es una película de risa, ¡no de miedo! – dije entre risas.
- Podemos ver Insidius. Dicen que da mucho miedo – dijo Carol
- Bueno lo voy a mirar, ¿alguna más?
- Pues... ¿Los ojos de Julia? – dijo Pedro
- Esa es posible que la encuentre... – dije con una media sonrisa.

El día acabó bien, solamente quedaban cinco días para el día de mi cumpleaños.

Capitulo 6


... Las Sugus, porque visten de muchos colores y son difíciles de tragar. Si, nos gustó el nombre y es que por lo que nos había contado Carlota, el libro sería genial. Más que gustarnos, nos encantó. Fue esa tarde en la que todo empezó, teníamos que estar unidas, más unidas que nunca porque ella lo necesitaba, porque Carol nos necesitaba.

- ¿Sabéis qué me apetece? – dijo Carlota.
- No – dijimos Carol y yo al unísono y extrañadas – Como que no tenemos telepatía.
Una carcajada salió de cada una de nosotras.
- Pues conociéndome lo deberías saber... Pues me apetecen unos ¡SUGUS!

Pues para no variar fuimos a comprar unos Sugus. Terminamos comiendo las tres unos cuantos.

- Chicas, comeos todos y dejad el que más os guste para el final, que se me ha ocurrido algo. – dijo Carlota.

Así lo hicimos. Finalmente Carol se quedó con uno de piña, Carlota con uno de fresa y yo con uno de naranja. Después de habernos comidos todos los demás, Carlota nos contó su brillante idea.

- Mirad, me ha parecido muy buena idea lo de llamarnos “Las Sugus”. Necesitamos un nombre para nuestro grupo y me ha gustado este, ¿qué os parece?
- ¡Es genial! – dijimos a la vez y reímos.
- Pues después de haber aceptado mi propuesta, entran los sugus. En el libro, cada chica tiene un sabor así que el que habéis escogido será el vuestro. En honor a “Las Sugus”, podéis comeros nuestro sugus de bienvenida.
- Ja ja ja ja ja – reímos las tres a carcajadas y nos tomamos el último sugus.

Ese día, ese día fue la clave de todo, el día en que todo empezó. Ese día hicimos la primera foto, la foto principal de nuestra amistad, era tan bonita... Cuando terminamos de comer, Carlota guardó los papeles en su monedero, pues más adelante los utilizaríamos.
También aquel 30 de Agosto conocimos a otro chico, se llamaba Carlos y era el primo de Pedro. La verdad es que era majo. Poco a poco fue enamorándose de Carlota, lo que provocó que ella dejase a Óscar. También ella se pilló un poco, decía que le encantaba su sonrisa, aunque Carol se reía de ella. Decía que tenía la boca tan grande como la de un negro.
Cada día que pasaba yo me daba cuenta de que Adrián no estaba hecho para mí. Casi nunca estaba conmigo y cuando estaba tenía la cabeza en otra cosa.
Poco a poco nos cogimos cariño, los Skaters & Las Sugus. Nunca encontramos un nombre para los dos grupos. Pasamos unas fiestas muy buenas juntas, a excepción de Quique. Creo que a partir de ese día comencé a cogerle asco.
Llegó el día 2 de Septiembre, estábamos un poco frustrados. Terminaban las fiestas y a Carlos no le volveríamos a ver en bastante tiempo. Vivía en Tenerife y para colmo se fue sin despedirse.

Pasado el tiempo, todos juntos decidimos ser inseparables. Todos iríamos al mismo instituto, o por lo menos casi todos. Ya sabéis que Carlota estudiaba en Madrid. El primer día de insti quedaríamos todos en la puerta a las ocho y veinte.
Ese fue el día, el día en que por fin me animé a decirle a Adrián que no podía seguir con él. Que ya no era lo mismo aunque él había sido, hasta ese momento, mi mejor amigo, mi compañero, eso cambió. Tal vez hubiese alguien nuevo en mi vida...